rEvolución digital y tal

by Francho Joven

09 Dec 2009

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pc_evolution

La movida que se ha montado estos días con el tema del manifiesto me ha hecho pensar mucho sobre como Internet ha cambiado mi vida en estos 15 años que llevo usándola.

> La primera vez que consulté Internet fue a través de [Fidonet](http://es.wikipedia.org/wiki/Fidonet) a la pasmosa velocidad de 2.400 bps. Gracias a Movera BBS, EUITIZ, Public (y otros que no recuerdo) mandabas un mensaje al centro de cálculo de la Universidad de Zaragoza con la URL, ellos la descargaban y te la llevabas a casa ¡en un diskette!. Después llegó el correo electrónico (que dolores de cabeza me causó el jodio [BlueWave](http://en.wikipedia.org/wiki/Blue_Wave)) > > Luego los de Ibercaja empezaron a regalar conexiones con correo electrónico (eran los tiempos de los módem a 14400 bps y del Windows 3.11 y del Netscape) > > Como el servició de Ibercaja era bastante malo me pasé a [Encomix](http://www.encomix.org/sobre-encomix/). Sufrí pero al final conseguí que mi Linux Slackware se conectara. Eran los tiempos de la "cena de los Martes" con Libo, Rampa, KarlosFx, Koke y el resto de la crem de la crem del mundo Internet en Zaragoza. ¡Cuanto aprendí de los maestros!, tanto que decidí dedicarme profesionalmente a esto de Internet.

Desde entonces Internet se ha metido en mi vida de tal forma que me es muy difícil imaginarme rutina diaria sin una conexión:

  • No compro el periódico, me lo regalan por la calle o mejor aún con mi news reader me monto mi propio periódico sobre los temas que me interesan.
  • No veo casi la tele, veo películas y series online y los programas que me gustan las mismas cadenas los cuelgan en la red (que conste que estoy dispuesto a pagar un precio justo por verlas).
  • La radio cada vez la escucho menos, para eso están los podcast.
  • La música: de los LP y las cintas pasando por los CD llegué a los mp3 y ogg, ahora ni eso, gracias a Spotify no los necesito.
  • Con mis familiares y amigos me comunico vía email, videoconferencia e incluso twitter ¿donde han quedado las cartas y postales? y ¿quién me iba a decir que mi padre y mi madre acabarían teniendo cada uno su propio portátil?
  • Mis manuales técnicos ahora están en formato electrónico (la de árboles que he salvado).
  • Las enciclopedias y libros de consulta fueron sustituidos por Altavista que a su vez ha sido sustituido por el todopoderoso Google.
  • Antes de comprar algo me informo de todas las alternativas vía Internet y si encuentro una buena oferta lo compro sin moverme de mi silla.
  • Si tengo que visitar una ciudad que no conozco, antes me doy un paseo por el Google Street View
  • etc, etc, etc…

Todo esto se ha agravado desde que tengo un smartphone ¡cada vez me cuesta más estar en un sitio sin conexión! (menos mal que hago curas de “desintoxicación” con mis escapadillas a la montaña)

Estos días se ha dado una nueva vuelta de tuerca al tema y es que hemos sido testigos del primer (o por lo menos el más claro) acto de ciberdemocracia en nuestro país: el Manifiesto en defensa de los derechos fundamentales en Internet. Un movimiento espontáneo surgido de Internet y que ha usado Internet como medio principal de difusión. Ha conseguido modificar la postura del gobierno. En este movimiento gente de todo tipo y condición hemos aunado esfuerzos en un fin común. No importaban las órdenes de partido, ni las ideologías (aunque alguno ha intentado subirse al carro en su propio beneficio), era la voz del pueblo expresándose sobre un tema concreto.

Ha sido la primera, pero espero que no sea la última. También espero que la maldita brecha digital se cierre de una vez para que todo el mundo pueda aprovecharse de Internet y hacerse oír en igualdad de condiciones.

Está claro que clase política debe aprender de sus errores y dejar de vivir en el pasado. Deben dejar de vivir de espaldas al pueblo y empezar a contar con la opinión ciudadana, que en definitiva trabajan para nosotros ¿o no?

Sirva este artículo para felicitar a todos los están en la brecha, os doy las gracias por hacerme ver que todavía es posible cambiar las cosas.